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jueves, 02 de mayo de 2024 14:22h.

LA GRAN DIFERENCIA

El sermonear no es lo mismo que predicar

Sermonear, no es predicar, y hay una diferencia. Jesús predicaba con autoridad divina no necesitaba de recursos externos para hacerse entender.

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Es muy frecuente ver como algunos cristianos en pos de defender su postura frente a sus detractores lo que hacen con frecuencia es ridiculizarzar las posiciones de sus acusadores en términos groseros, para de alguna manera asegurarse de dejar a sus adversarios como estúpidos y perversos, y así poder obtener algunos “amenes” de su lado. Pero eso es sermonear, no predicar, y hay una diferencia muy grande porque esa no era la forma en que Jesús llevaba su mensaje.

La predicación de Jesús tomó posturas claras, con filos cortantes. Pero Jesús nunca convirtió la espada del Espíritu en cobija de seguridad para los que ya creían en él.  Por ejemplo con la mujer samaritana en el pozo, habría sido fácil para Jesús sencillamente decirle a sus discípulos cómo los samaritanos son promiscuos porque rechazan la autoridad de la Biblia. Pudo haber ridiculizado a la mujer por haber  tenido muchos matrimonios fracasados y por su actual concubinato, pero en vez de eso, Él habló con ella, no habló de ella, esa es la diferencia. Él sacó a la luz  su vida de una manera de manera respetuosa sin ser descortés porque ella tenía que reconocer la aridez del agua espiritual que ella ha estado tomando.

Jesús, tampoco nunca huyó de las confrontaciones morales, se enfrento a todas sin ser superficial. A sus discípulos no se les permitía felicitarse a sí mismos por no adulterar o matar, porque la predicación de Jesús los condujo a lo más profundo de sus conciencias, sacando a la luz los tipos de adulterios y asesinatos internos que se cometen en la mente y que son mucho más difíciles de identificar.

El apóstol Pablo, de la misma forma, demostró la degeneración moral de las naciones gentiles (Rom. 1:18—2:26), pero no permitió a los creyentes judíos que retrocedieran y que le aplaudieran por “llamar al pecado ‘pecado.’”

Fuente: christianitytoday

Adaptado por Diario El Rompimiento