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lunes, 06 de mayo de 2024 00:05h.

ACTUALIDAD

La iglesia evangélica de Argentina establece su postura frente al aborto

Luego de la media sanción en diputados del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo, desde la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (ACIERA) expusieron los puntos por lo que rechazan la legalización del aborto: No es un tema de salud pública; el embarazo no es una enfermedad. Es el desarrollo de la vida humana intrauterina, desde la concepción hasta el parto. Es decir que el embarazo no es una patología sino un estado fisiológico. Además, no respeta el derecho superior a la vida. De esa manera, habilita la cultura del descarte y abriría la puerta a otras formas de legalización de la muerte. Es verdad que la mujer tiene todo derecho sobre su cuerpo, pero no tiene derecho sobre el cuerpo en gestación, ya que su ADN es genotípicamente diferente al de sus progenitores. Concluyó el Pastor Proietti, presidente de ACIERA.
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Interrumpe una vida

La vida comienza a partir de la concepción. Lo afirma la ciencia y lo reafirma la Academia Nacional de Medicina al declarar “que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano en gestación”. Además, el postulado está consagrado en la Constitución Nacional, el nuevo código civil y comercial y los tratados internacionales con los que el país se ha comprometido.

La palabra interrumpe no es correcta, porque interrumpir es cortar para dar continuidad a una acción. En este caso, hay una interrupción definitiva: es el cese o muerte de una vida que cuando se quita, no se puede reanudar.

No cuida las dos vidas

El aborto, además de no ser gratuito (una gran cantidad de recursos se destinará para el financiamiento masivo de los abortos), tampoco es seguro. Ninguna práctica quirúrgica es segura. Todas dejan secuelas físicas y psíquicas a corto o a largo plazo.

Creemos en la contención y acompañamiento integral a la mujer con un embarazo vulnerable. Y esto lo demuestran los 220 centros evangélicos, (más los de otros credos) de atención a la mujer con embarazo no intencional, con resultados favorables. Por lo tanto, debe ser una política del Estado cuidar la vida de la madre y la del niño por nacer desde la concepción.

Es inoportuno

La iniciativa tratada hace dos años terminando con su rechazo legal en el Senado. ¿Qué sentido tiene, con todos los problemas que afectan al país, (covid 19, pobreza del 44%, inflación irrefrenable, desocupación como nunca antes, economía quebrada, inseguridad al punto más alto, serios problemas en la relación de los poderes del Estado, entre tantos temas por resolver), poner en debate un tema ya tratado y resuelto, que no hace otra cosa que agigantar la grieta que prometieron cerrar?

Esconde la promoción y legalización amplia del aborto

La gran mayoría de los argentinos se niega a que se legalice y financie el aborto indiscriminado, como ya fue demostrado

  • Porque la ley presume que una niña adolescente tiene el grado de madurez suficiente como para decidir por sí misma el aborto.
  • Porque sin intervención judicial alguna, bastará que un allegado o referente afectivo, sin necesidad que sean sus padres, pueda darle su consentimiento para abortar.
  • Porque autoriza abortar en cualquier momento hasta las 14 semanas de gestación, sin dar ninguna razón, y hasta el término del embarazo abortar en cualquier momento si peligrara “la salud integral de la persona gestante”.
  • Porque no importa lo avanzado del embarazo. Bastará con argumentar una “afectación del completo bienestar psíquico o social”, para tener derecho al aborto.

No es un tema de salud pública

El embarazo no es una enfermedad. Es el desarrollo de la vida humana intrauterina, desde la concepción hasta el parto. Es decir que el embarazo no es una patología sino un estado fisiológico.

Además, no respeta el derecho superior a la vida. De esa manera, habilita la cultura del descarte y abriría la puerta a otras formas de legalización de la muerte. Es verdad que la mujer tiene todo derecho sobre su cuerpo, pero no tiene derecho sobre el cuerpo en gestación, ya que su ADN es genotípicamente diferente al de sus progenitores.

Finalmente, nunca será solución para salvar una vida, eliminar otra. El ministro de Salud, Ginés González García, considera que no hay persona humana en el vientre de la madre, sino que la denominó “un fenómeno”. Es preocupante que la máxima autoridad de la salud no reconozca que hay dos vidas. Agregando que, si hubiese vida en el vientre de la madre, estaríamos frente al genocidio universal más grande de la historia. Lo cual es cierto, si este proyecto de ley, tuviese aprobación, estaríamos ante un gran genocidio.

Fuente: ACIERA