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jueves, 28 de marzo de 2024 01:09h.

REFLEXIÓN

El Señor busca un lugar en nuestro corazón

La navidad no es bíblica, se trata de otra celebración pagana. La navidad es un culto católico oriundo de la iglesia apostólica romana que se formó en base a creencias paganas e idolátricas de la antigua babiblonia y fue impuesta como celebración por el emperador Romano Constantino. La celebración de la navidad se remonta a una antigua leyenda babilónica, cuyos protagonistas eran: *Astoret: conocida como "la reina del cielo" y *El dios sol: conocido como hijo de Astoret. Más allá de todo esto, millones de personas y familias enteras de todo el mundo se reúnen a conmemorar esta celebración y la pregunta es: ¿Se han preguntado verdaderamente que fue lo que ocurrió aquél día cuando nació Jesús?

 

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No había lugar en el mesón:

En el evangelios según San Lucas, en el capítulo 2 nos cuenta que el emperador Augusto ordeno que se hiciera un censo lo cual implicaba que todos tenían que ir a inscribirse a su propio pueblo, por tal motivo José (quien era descendiente de David) salió de Nazaret de la región de Galilea y se fue a Belén, donde había nacido el Rey David, en Judea a fin de inscribirse junto con María su esposa que se encontraba embarazada.

Y fue allí mismo, en Belén donde a María le llego el tiempo de dar a luz, naciendo su primogénito al cual envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento para ellos en el mesón.

Los mesones de aquella época eran establecimientos cuyo fin era alojar a los viajeros pero dada las circunstancias del censo de aquel entonces se habían quedado sin lugar.

Por otra parte, aquel recipiente donde comen los animales se denomina “pesebre”, este puede fabricarse de madera, de barro o bien ser obra de albañilería e incluso labrarse directamente en piedra. Por extensión, también se llama pesebre al espacio dedicado a dar de comer a los animales; bajo estas circunstancias humildes y precarias llegaba al mundo el tan esperado Mesías, cuya vida ya había sido profetizada y durante mucho tiempo lo habían mencionado, como en el libro del Profeta Isaías en el capítulo 9, versículo 6 que dice:

“Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamara su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz”

Admirable:

Me llena de admiración saber que El Rey de Reyes, el Creador del Universo, el Alfa y Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin, el Redentor de todo el género humano, se despojaba de su estado divino para nacer en un establo.

Lucas 2:7 dice que no había lugar para ellos en el mesón, por eso se lo acostó en un pesebre. 

Me detenía a pensar en este suceso buscando el motivo por el cual el Señor nació en un pesebre siendo que era el Hijo de Dios, ¿porque eligió hacerlo de esta manera y no en otro lugar? reflexionaba y llegaba a la conclusión de que hoy en día nuestro corazón puede ser y representar ese pesebre, y quizás pensemos que no es el mejor lugar para que el habite, o pensemos que no es un lugar adecuado para que el more porque quizás haya suciedad y desorden, pero aun así, es el lugar que el escoge para habitar porque sabe cómo hacer nuevas todas las cosas y de eso se trata la gracia, porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.

Amo a Jesús, amo su sencillez y humildad que irradiaba de su ser, su vida y caminar es admirable por donde se la mire, amigo de aquellos que eran menospreciados y excluidos, defensor de los pobres y oprimidos, caballero por excelencia que venía a traer paz, sanidad y salvación para todo el género humano, llegando a este mundo como un niño igual al resto pero con un propósito maravilloso y único.

En Lucas 2:11 un ángel del Señor anuncia “nos ha nacido un Salvador, que es CRISTO el Señor” y es ese mismo Salvador el que hoy puede nacer en tu corazón, porque él es el mismo ayer, hoy y por los siglos, solo tienes que darle la oportunidad de recibirlo y el morara allí. Querido lector si aún no has aceptado a Jesús como tú Señor y Salvador te invito en esta ocasión tan especial a que puedas hacerlo, es simple y sencillo, solo di lo siguiente ahí donde estés en voz alta:

“Señor Jesús yo te acepto como mi Señor y Salvador, reconozco mis errores y me arrepiento pidiendo tu perdón, te pido que me limpies y purifiques; entra a mi vida y cámbiala por completo, te recibo en mi corazón como si fuera aquel pesebre para que reposes en él y estés conmigo siempre, anota mi nombre en el libro de la vida. Gracias Jesús. Amen y amen.”

Si acabas de tomar esta decisión o si ya lo habías hecho déjame decirte que has tomado la mejor decisión de tu vida.