Buscar
jueves, 25 de abril de 2024 00:10h.

REFLEXION

Salmo 12: El peligroso poder de las palabras

Este salmo fue escrito por el rey David para solicitar el auxilio y salvación de Dios ante el desmesurado crecimiento de personas que hablan mentiras, que expresan lisonjas o adulaciones y que abren la boca para hablar hipócritamente. Es un salmo para rogar a Dios que salga en nuestro auxilio ante aquellos que sus palabras solo traen ruina.
c2i_672020231242

La Biblia dice en el Salmo 12: 1-8

Al músico principal; sobre Seminit. Salmo de David. Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.  2 Habla mentira cada uno con su prójimo; hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. 3 Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, y la lengua que habla jactanciosamente;  4 A los que han dicho: por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de nosotros? 5 Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré, dice Jehová; pondré en salvo al que por ello suspira.  6 Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.  7 Tú, Jehová, los guardarás; de esta generación los preservarás para siempre.  8 Cercando andan los malos, cuando la vileza es exaltada entre los hijos de los hombres.

Introducción

David escribió este salmo para recordarnos que en este mundo nos podemos encontrar y enfrentar personas que sus palabras son veneno. Es un salmo que nos ayuda a buscar refugio en Dios cuando a nuestra vida llegan personas que no miden lo que dicen y que en muchas ocasiones sus expresiones nos dañan.

A David le queda claro que el mundo vive encarcelado en sus palabras. Si somos lo que pensamos, entonces manifestamos justamente lo que somos con lo que decimos. Cristo lo planteó sencillamente diciendo que “de la abundancia del corazón habla la boca” para resumir que lo que sale de nuestros labios es el reflejo claro y nítido de lo somos.

El salmo comienza con un vehemente llamado a Dios para que salve o ayude al salmista que enfrenta lo siguiente: 1. Personas que habla mentira cada uno con su prójimo. 2. Personas que hablan con labios lisonjeros y 3. Personas que hablan con doblez de corazón. 4. Personas que hablan jactanciosamente y 5. Personas que no modificarán lo que dicen.

David presenta uno de los grandes males o grandes defectos que tienen los descendientes de Adán: sus palabras o sus expresiones o lo que dicen. El problema que Santiago llama la lengua. El problema de hablar o usar nuestra boca para engañar o para sacar provecho a costa de lo que sea.

El autor de esta oración evidencia un problema que hay en el mundo: Lo que hablan los hijos de los hombres. Porque la muerte y la vida están en poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos, nos dice Proverbios 18: 21.

Salmo 12: El peligroso poder de las palabras

I. Nos obliga a pedir ayuda a Dios

II. Dañan cuando se usa para mentir, adular o hablar hipócritamente

III. Oprimen y traen mucho dolor a la vida de los débiles

IV. Debemos enfrentarlo con la palabra de Dios

No es una exageración el título del estudio para este salmo. Cuando se habla de las palabras se habla de un tema complejo porque lo que las personas hablan puede traer vida o puede traer muerte. En esta ocasiónno vamos a hablar de la confesión positiva. Si no de las palabras que acarrean ruina a la vida de cada ser humano.

Este es uno de los temas morales del que más se ocupa la Escritura. Y lo hace con una fuerte exhortación a tener cuidado de lo que proferimos con nuestros labios porque definitivamente creamos o desarrollamos un mundo con lo que decimos o con lo que hablamos.

La carta de Santiago nos habla con toda claridad de este tema. En Santiago 3: 1-12 encontramos las siguientes palabras tomadas de la versión de la Biblia Dios Habla Hoy:

1Hermanos míos, no haya entre ustedes tantos maestros, pues ya saben que quienes enseñamos seremos juzgados con más severidad. 2 Todos cometemos muchos errores; ahora bien, si alguien no comete ningún error en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de controlar todo su cuerpo. 3 Cuando ponemos freno en la boca a los caballos para que nos obedezcan, controlamos todo su cuerpo. 4 Y fíjense también en los barcos: aunque son tan grandes y los vientos que los empujan son fuertes, los pilotos, con un pequeño timón, los guían por donde quieren. 5 Lo mismo pasa con la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego! 6 Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendida por el infierno mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la vida. 7 El hombre es capaz de dominar toda clase de fieras, de aves, de serpientes y de animales del mar, y los ha dominado;8 pero nadie ha podido dominar la lengua. Es un mal que no se deja dominar y que está lleno de veneno mortal. 9 Con la lengua, lo mismo bendecimos a nuestro Señor y Padre, que maldecimos a los hombres creados por Dios a su propia imagen. 10 De la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, esto no debe ser así. 11 De un mismo manantial no puede brotar a la vez agua dulce y agua amarga. 12 Así como una higuera no puede dar aceitunas ni una vid puede dar higos, tampoco, hermanos míos, puede dar agua dulce un manantial de agua salada.

Debemos aclarar que Santiago le escribe a creyentes, quienes tienen una lucha todos los días para dominar su lengua. Estamos frente a uno de los grandes males de todos los tiempos. El hijo de Dios lucha y batalla para ganarle la partida a lo que su boca habla y dice de los demás.

Pero al mirar el salmo que David escribe, el rey de Israel se refiere a lo que ocurre entre los hombres en general. Es interesante notar que el salmo comienza y termina con una frase idéntica: “los hijos de los hombres” que en español parece designar simplemente a los seres humanos.

Pero en el original la frase se lee de la siguiente forma: “mibene Adam” lo que nos permite comprender que se refiere a los descendientes de Adán, es decir a los hombres y mujeres que recibieron como herencia el pecado de nuestros primeros padres. Es una frase para referirse a la real condición de los seres humanos.

David va a hablar de cómo viven o más bien como hablan los descendientes de Adán. Nos va a llevar a considerar el estado natural de los hombres en relación con lo que hablan con sus bocas que según leemos en este salmo produce muchos males y ningún bien y por eso el salmo comienza de la manera en que lo leemos.

I. Nos obliga a pedir ayuda a Dios

El verso uno de nuestro salmo dice así: “Salva, oh Jehová, porque se acabaron los piadosos; porque han desaparecido los fieles de entre los hijos de los hombres.”

David pide el auxilio o ayuda a Dios para ser rescatado de la triste condición humana. Los piadosos han perecido y los fieles han desaparecido. Son dos expresiones hiperbólicas para expresar la urgencia de la ayuda divina. David esta rodeado de personas que utilizan sus palabras solo para dañar.

David esta pidiendo ayuda del Creador porque vive entre personas que no tienen el menor reparo en lo que dicen y hablan. No solo no les interesa o preocupa, en realidad hablan jactanciosamente, es decir hablan con soberbia, altivez y orgullo, como si nadie los fuera a juzgar o reprender.

Algunas versiones en lugar de utilizar el término fieles emplean la expresión “sinceros”. Esa palabra nos ayuda a comprender porque David pide que Dios lo salve. David se ha topado con personas que en su hablar no son sinceros ni honestos, sino que entre ellos reina la hipocresía que los lleva a vivir de manera ruin. Dañando a quienes los rodean con sus palabras.

David sabe perfectamente que vivir entre personas de ese tipo es muy riesgoso y muy peligroso. Una persona que nos es sincera generalmente es muy malévola porque nos dice cosas que en realidad no cree, ni hace. Ante una clase de persona así uno debe ser muy cuidadoso.

De allí la razón por la que David le pide a Dios que lo salve. La palabra “salva” que usa David procede de la raíz hebrea “yasha” que se traduce como ayuda, preservar, cuidar y apoyo para obtener la victoria. Lo que David esta haciendo es rogar a Dios que lo saque delante de esta situación y pueda presentarse como vencedor.

II. Dañan cuando se usa para mentir, adular o hablar hipócritamente

El verso dos dice de la siguiente forma: Habla mentira cada uno con su prójimo; habla con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.

Son tres los usos que los hijos de Adán o pecadores le dan a sus palabras: 1. Mienten. 2. Son lisonjeros o aduladores y 3. Hablan hipócritamente. David está consciente de que en el mundo las personas utilizan sus palabras para engañar y conducirse de manera hipócrita.

A. Hablan mentira

Este mundo esta lleno de mentiras. Hemos llegado al punto que todo lo que oímos o escuchamos debemos saber si es cierto o es una falsedad. Hay gente empeñada en difundir mentiras, sobre todo ahora en redes sociales, con el único afán de sacar provecho para fines a veces inconfesables.

Es muy triste cuando vemos que las personas mienten. Faltar a la verdad entre los pecadores es muy común. A ellos nos les interesa absolutamente nada si se les descubre en sus engaños porque jamás han tenido ni tendrán un compromiso con la verdad y en ese sentido no les afecta ser señalados como mentirosos porque lo seguirán haciendo.

B. Hablan con labios lisonjeros

La lisonja o adulación es mal vista por Dios porque es una forma de mentira. Los excesivos halagos a una personas constituyen una desviación de la verdad porque generalmente quienes recurren a esa practica lo hacen para sacar provecho o ganar algo para sí mismos y muchas veces no son sinceros.

Pero la adulación no solo afecta a quien la recibe, sino sobre todo daña a quien la promueve porque exalta de manera exagerada alguna virtud la tenga o no la tenga y mucha personas se dan cuenta de esa triste situación y el adulador generalmente queda en ridículo por engrandecer con su boca a una persona.

C. Hablan con doblez de corazón

La hipocresía hace que las personas digan una cosa en público y otra en privado. Generalmente las personas que hablan una cosa ante sus semejantes y otra cuando están solos son llamados como seres con doblez de corazón porque no se mantienen firmes en lo que dicen.

El gran problema de los que hablan mentiras, adulan y hablan con doblez de corazón es que no siente el menor remordimiento. Al contrario son jactanciosos y altivos y cuando se les hace ver su conducta no solo no cambian sino que se mofan de que nada ni nadie los hará cambiar.

Así lo establece el verso cuatro de nuestro salmo cuando dice: A los que han dicho: Por nuestra lengua prevaleceremos; nuestros labios son nuestros, ¿quién es Señor de nosotros?

III. Oprimen y traen mucho dolor a la vida de los débiles

Cuando esta clase de personas dominan solo traen dolor y muchos padecimientos. Cuando por alguna razón las personas quedan bajo su gobierno, gimen de sufrimiento porque oprimen particularmente a los pobres y menesterosos que no se pueden defender de sus duras palabras.

Es justamente ante esa actitud envalentonada y soberbia que Dios se levanta para salvar a las víctimas y hacerlos libre de esta clase de maldad. La maldad de la lengua maligna, la boca que maldice y daña.

El verso cinco dice así: Por la opresión de los pobres, por el gemido de los menesterosos, ahora me levantaré dice el Señor, pondré a salvo al que por ello suspira. Una hermosa promesa para quienes no quieren vivir mintiendo, adulando o hablando hipócritamente para no dañar a su prójimo.

IV. Debemos enfrentarlo con la palabra de Dios

El verso seis de nuestro salmo nos muestra donde está la fuente para enfrentar al labio mentiroso:

Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.

Algunas versiones traduce la expresión “palabras limpias” como “palabras sinceras” para externar la diferencia entre lo que hablan los hombres y lo que habla o dice Dios. El salmista quiere convencernos de lo importante y necesario de confiar en lo que el Señor ha manifestado.

Y lo hace porque en los hombres encontraremos mentiras, lisonja y doblez de corazón, es decir, hipocresía que cuando lo descubrimos nos desmoronamos porque nos resulta difícil que hayan jugado de esa forma con nosotros presentándose como lo que en realidad no eran.

También en las personas a veces encontraremos jactancia, soberbia y orgullo que hieren con su palabras y dañan nuestra alma con lo que dicen, ante lo cual nuestro corazón desfallece y se hace necesario oír y escuchar otro tipo de palabras que refresquen nuestro ser como lo es la Palabra de Dios. 

Fuente: porfirioflores