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martes, 23 de abril de 2024 00:00h.

PALABRA DE ALIENTO

Reflexión para ti vida "Con los brazos abiertos"

De tanto en tanto vienen a nosotros, desde varios caminos y por varias circunstancias, esos tiempos en los que todo pesa. Pesa el caminar como si los pies fueran de plomo. Pesa aún hasta el pensar o el hablar. La existencia misma se vuelve pesada como si alguien o algo hubiera depositado en nuestros hombros el peso de la montaña más alta. Puede ser simple cansancio de muchas tareas o una situación dolorosa que nos tiró abajo el ánimo, pero en cada caso, todos conocemos el sentimiento aquel, el estado de estar como arrastrando la vida.

Como hijos e hijas de Dios, clamamos al cielo que se nos dé descanso, que la carga sea quitada, que el peso sea removido. No es raro que en situaciones así estemos desorientados por lo que pedimos a nuestro Padre que nos guíe. Y si necesitamos consuelo, porque el dolor es como un ancla que no deja que nos movamos de las sombras, es consuelo por lo que suspiramos mientras miramos a lo alto.

Eso no está mal, pero nuestro Salvador nos ha mostrado un camino mejor, un remedio superior: Ir a Él. No sólo pedirle cosas, sino salir al encuentro de su persona. Nos invita, nos llama, nos espera con brazos abiertos. Brazos que pueden aliviar nuestras cargas, que saben y pueden abrazar y llevar sobre sí a corazones rotos, mentes cansadas, almas sin fuerzas. Él nos enseñó a orar, es cierto, y bien haremos en momentos de cansancio físico, mental, aún espiritual, en escuchar su voz que nos llama. Nos promete descanso verdadero, en su presencia. Se compromete a ponerse a nuestro lado para compartir nuestras cargas, y caminar con nosotros un paso a la vez más.

No dejemos de orar, pero aprendamos a hacerlo mientras caminamos con Cristo, mientras estamos conscientes de su presencia y poder. Entonces la oración no serán palabras dirigidas hacia el cielo, sino a aquel que ha prometido estar con nosotros por siempre (Mt. 28.20), cuya palabra es fiel y sus promesas verdaderas.

No podremos evitar, en muchos casos que las circunstancias pongan peso en nuestra vida, pero si sabemos ahora qué hacer en esos momentos: escuchar la voz de Cristo que nos invita a venir a su lado para conocer el descanso verdadero.

Fuente: Marcos Felipe