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jueves, 28 de marzo de 2024 01:09h.

EL VALOR DE ENOJARSE CON EL PECADO

La importancia de aborrecer el pecado

Por qué más creyentes necesitan tener el valor para enojarse con el pecado.

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El pecado es no confiar en Dios, mientras que aborrecer el pecado es confiar en Dios. Pecar es ser arrogante, mientras que aborrecer el pecado es algo divino que fluye de la humildad. El pecado nos hace partícipes del mal, mientras que aborrecer el pecado nos hace rechazar el mal. Pero la mayor diferencia es que aborrecer el pecado es producto de amar a Dios, no se trata de uno mismo sentirse muy justo.

En el libro, tú conectas el enojo divino con virtudes como fe, amor, y esperanza. ¿Cómo puede el enojo expresar dichas cualidades?

No se puede aborrecer el pecado sino se tiene fe, para algunos en su mayoría es demasiado arriesgado porque causa que las personas se disgusten y tomen distancia. Por eso se necesita tener la fe necesaria de que Dios nos sostendrá a través de cualquier situación.

Aborrecer el pecado significa defender lo recto, por el hecho de honrar a Dios.

Aborrecer el pecado nos da esperanza. Con frecuencia, las personas pierden la esperanza cuando sienten que no hay nada que puedan hacer en contra de la maldad. Pero ese no es el caso. Siempre se puede orar.

La esencia del pecado es la falsedad. Cuando las personas pecan, se están arrodillando frente a las mentiras. El enojo divino odia esas mentiras y lucha por remplazarlas con la verdad. Estamos susceptibles a creer la mentira que Dios no es mayor que nuestros problemas o nuestros pecados crónicos. Pero 1 Juan 3:20 dice que si nuestros propios corazones nos condenan, Dios es mayor que nuestros corazones.

 ¿Qué hay de malo en enojarse con Dios?

El enojo de las personas con Dios por lo que les toco pasar en su vida es la peor rebelión del hombre en contra de su creador, la Biblia bien lo afirma: Isaías 45:9 dice, “¡Ay del que pleitea con su Hacedor!”