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sábado, 20 de abril de 2024 00:00h.

LA FRACTURA DE LA CONFIANZA

La confianza un valor devaluado en la sociedad

Todo el mundo confía en algo. La pregunta es, ¿en qué - o en quién - confías? Fuente: ©BuenasNuevas

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Nuestra sociedad tiende a rechazar la confianza. El escepticismo afecta a todos en todos los ámbitos. La gente no confia en el gobierno asi como los empleados no confían en los empleadores y los clientes no confían en los negocios. 

Al llegar a la raíz de la decadencia de la confianza de hoy, nos encontramos con que “la decadencia de la verdad” en nuestra sociedad es gran parte la causa del problema.

La verdad y la confianza van de la mano. Confías en personas que dicen la verdad. No confías en las personas si no piensas que te están diciendo la verdad y si no crees en la verdad absoluta, entonces no puedes confiar en nadie para te diga la verdad.

Nuestra falta de confianza causa tremendo estrés en nuestras vidas. Nacimos para confiar. Dios nos diseñó con la capacidad y el deseo de confiar en algo más grande que nosotros mismos porque quería que tuviéramos una relación con Él a través de la fe.

Lo cierto es que si no confías en Dios, vas a depositar tu confias en alguien más o algo más. Puede ser un diploma en la pared, el dinero en el banco, tu cónyuge, tu carrera, o un pasatiempo. Este deseo de confiar es algo innato que esta en el ser humano, el tema es que solo unos pocos confían en Dios. La Biblia dice en el Salmo 20:7, “Algunos confían en sus carros de guerra, otros confían en sus caballos, pero nosotros sólo confiamos en nuestro Dios.” (TLA)

La Biblia tiene un nombre para cualquier cosa en lo que ponemos nuestra confianza en lugar de Dios. La Biblia lo llama "ídolo". La Palabra de Dios dice que, por nuestro propio bien, tenemos que alejarnos de los ídolos: "El día que el Señor les habló en Horeb, en medio del fuego, ustedes no vieron ninguna figura. Por lo tanto, tengan mucho cuidado de no corromperse haciendo ídolos o figuras que tengan alguna forma o imagen de hombre o de mujer." (Deuteronomio 4:15-16 NVI).

Fuente: ©BuenasNuevasPR