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viernes, 29 de marzo de 2024 00:47h.

PERSECUCIÓN

Ex-Soldado comunista ayuda a las personas a huir de Corea del Norte

Kim Yong-Hwa ex-oficial militar norcoreano encargado de las ejecuciones, dice conocer muy bien las dificultades que enfrentan los miles de desertores que huyen por sus vidas de la dictadura represiva de la dinastía Kim Jon en Corea del Norte. El ex oficial militar de la dictadura norcoreana llegó a ser condenado a muerte tras acusaciones de haber traicionado al régimen comunista, pero fue milagrosamente absuelto.

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Yong-Hwa, que es fundador de la Asociación de Derechos Humanos de los Refugiados Norte-Coreanos, ahora con 60 años, pasó nueve años preso en tres países diferentes durante su viaje de más de una década hasta ser absuelto y llegar a ser totalmente libre.

La jornada que comenzó con la intención de cometer suicidio después de ser acusado de deslealtad al régimen autoritario que tanto amaba tomó un camino muy diferente de lo que Kim inicialmente había previsto. 

Kim le contó a The Christian Post que cuando descubrió la verdad acerca del gobierno autoritario para el cual trabajaba se sintió motivado a vivir para contar su historia.

A través de su viaje, Kim descubrió el Evangelio de Jesucristo y hoy dirige un ministerio surcoreano que ayuda a norcoreanos a escapar del régimen y hallar seguridad.

Kim es uno de los 32,000 detractores norcoreanos que lograron escapar hacia China y otros países asiáticos.

Pero se estima que 230,000 norcoreanos aún deambulan escondidos buscando escapar y encontrar seguridad, corriendo el riesgo de ser repatriados y ser condenados a muerte o a los campos de tortura.

Acusado de deslealtad:

Kim admite que el Amor que sentía por el líder Kim Il-Sung, y por el régimen comunista era mucho más grande que el que sentía por Dios mismo.

«Pensaba que si el líder dejaba de vivir, yo probablemente moriría también,» explicó. «Yo estaba dispuesto a dar mi vida por el régimen. Eso era la felicidad para mi. En una nación donde no existía Jesús, el líder era el ídolo más grande que teníamos.»

Kim trabajó hasta 1981 como miembro de las fuerzas armadas. Pero todo cambió cuando pasó a otra unidad.

En su nuevo trabajo, Kim quedó a cargo del segundo tren militar que tuvo un percance en uno de sus viajes.

Debido a esto, Kim fue acusado de «deslealtad». «El incidente nada tenía que ver con deslealtad, fue un accidente. La pena de la acusación era la muerte.»

Kim se sintió traicionado y decidió huir a China para quitarse la vida y así proteger a su familia.

En julio de 1988, cruzó el río Amnok junto a un amigo hacia China. Pero en lugar de seguir con su plan de suicidarse, Kim escuchó una emisora radial surcoreana que cambió el curso de su vida para siempre. Las noticias mostraban la otra cara del régimen norcoreano, un lado que el no había conocido jamás.

Kim cuenta que después de escuchar esa emisora, se convirtió en desertor del régimen que tanto amó.

«Después de eso, quería volver a Corea del Norte y que todos supieran la verdad.»

Cerca de ser repatriado:

Kim aún conservaba su arma y su identificación del partido comunista, y fue a la Embajada de Corea del Sur, en Hanoi, Vietnamita.

Pero en el camino, se batió a fuego con la policía y entró en la lista de ‘buscados’. La Embajada le dijo que no podría ayudarlo y fue detenido por los oficiales norcoreanos, que le informaron que sería repatriado para su juicio. Kim golpeó a los oficiales, pero ellos eran más y pudieron con él.

Kim fue encarcelado y tuvo su primer encuentro con el Cristianismo.

«El intérprete me dio una Biblia y comencé a leerla,» recordó Kim. «Estaba incomunicado y no podía hablar, pero en mi corazón le rogaba a Dios que me salvara.»

Después de un año y nueve meses en una prisión vietnamita, Kim pudo escapar antes de ser repatriado. Fue nuevamente a la Embajada surcoreana donde consiguió que lo ayudaran.

Luego viajó a Los donde fue nuevamente capturado en 1992 y paso un año en prisión. Pudo escapar y viajó a China.

Aunque pudo llegar a Corea del Sur, allí fue acusado de ser un espía y fue nuevamente encarcelado por tres años.

En prisión enfermó gravemente y fue liberado en 1997.

Kim eventualmente emigró a Japón, donde también fue acusado de ser un espía y fue enviado a los campos de trabajos forzados por tres años.

Eventualmente, después de su liberación, consiguió la residencia japonesa y volvió a Corea del Sur en 2001. En 2005 fundó la Asociación por los Derechos Humanos de los Refugiados Norcoreanos.

La Asociación ayuda a los desertores del régimen norcoreano a escapar y encontrar asilo internacional para rehacer sus vidas en libertad.

Fuente: christianpost