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viernes, 29 de marzo de 2024 01:47h.

AÑO NUEVO LEMA NUEVO

Lema del Movimiento Misionero Mundial: CREDIBILIDAD 2018

Como todos los años, el presidente del Movimiento Misionero Mundial, Rev. Gustavo Martínez Garavito, dio a conocer el lema que alentará a la Obra, durante los doce meses siguientes. CREDIBILIDAD, es el lema designado en esta ocasión.

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"Luego de estar en oración por largos períodos buscando su voluntad, respecto a cuál sería el lema que Dios quería para este próximo año, pude recibir su inspiración. Él ha venido tratando y formando nuestro carácter durante estos últimos años. La formación se ha basado en un llamado a practicar y a vivir la sinceridad, la comunión y el servicio, a rendir nuestra voluntad y a estar comprometidos, a aprender el sometimiento, a retener la doctrina, a tener convicción y a ser leales, rectos, responsables. El carácter es lo que verdaderamente somos. No la apariencia externa, sino la realidad interna. Es la expresión de nuestro corazón, de nuestra mente y de nuestro carácter. No son las buenas ideas, sino la realidad de nuestras acciones", afirmo el Rev Gustavo Martínez Garavito.

El carácter tiene su base y fundamento en el corazón de las personas, y es necesario guardarlo de la tentación de la carne y entregarlo completamente al espíritu para que produzca su fruto. El carácter no alcanza su madurez de la noche a la mañana, no aparece de repente. Es el resultado de un proceso intencional continuo de formación para amoldarnos a lo que Dios espera de nosotros, según su Palabra y la alianza del Espíritu Santo, venciendo las dificultades que puedan presentarse en el camino y confiando en que Dios nos ayudará en el proceso. Para este 2018, me complace informarles que el lema oficial del Movimiento Misionero Mundial es “Credibilidad”, cualidad que inspira constancia. Credibilidad es un vocablo que procede del término latino credibiles y que se entiende como la cualidad de creíble, que puede o merece ser creíble. La credibilidad se vincula con los componentes objetivos y subjetivos que hacen que otras personas crean en el contenido de un mensaje. Credibilidad es la confianza, seguridad, bienestar y utilidad que refleja algo para alguien que esté dispuesto a seguir su mensaje.

La credibilidad es básica en las relaciones humanas. Es el resultado de la relación congruente de todas las cualidades del carácter. Vivimos tiempos de gran desconfianza. La mayoría de las instituciones y organizaciones públicas y privadas en el mundo han perdido credibilidad, generándose una profunda crisis de confianza en los ciudadanos. Es preocupante la carencia de ejemplaridad que hay en la sociedad, en las instituciones, en los políticos, en los gobiernos, en los organismos de justicia, en la Iglesia y aun en sus líderes. La credibilidad es algo que se construye con el transcurso del tiempo. Nos suele llevar años lograrlo, pero se puede perder en un minuto. Para lograr credibilidad debemos generar confianza en los demás, marcando la diferencia, agradando a Dios, aplicando la fe en todo lo que hacemos. Dios nos ha llamado a ser luz en la Tierra. Seamos un testimonio más para el mundo que nos rodea. Iluminemos sin reservas en medio de la oscuridad de este mundo. Démosle sabor a la vida siguiendo la enseñanza de Dios. La credibilidad es el cimiento del verdadero liderazgo.

Quien aspira a influenciar en otros, debe ser confiable y, por lo tanto, creíble. La credibilidad hará que marquemos la diferencia en medio de una sociedad que está en crisis, que ha puesto en duda los valores y principios. Nosotros, los cristianos, debemos ser una alternativa a la crisis actual de ausencia de credibilidad. Para fortalecer la credibilidad es necesario que cada cristiano pueda ser una persona creíble, que los demás puedan creer en lo que dice porque con los hechos embellece su discurso. El Apóstol Pablo aconsejaba a los hermanos que no anduvieran como los que andan en la vanidad de sus mentes y les pidió que dejaran, si en verdad habían oído de Dios, la manera pasada de vivir, despojándose del viejo hombre para renovarse y ser igual que el nuevo hombre creado por Dios. Dios, por medio de este lema, hace un llamado para que su pueblo no haga lo mismo que los demás.

Más bien llama a sus siervos y al pueblo cristiano para que sean sinceros, unidos, serviciales, voluntarios, comprometidos, sometidos, retenedores de la verdad y firmes en sus convicciones, leales, rectos y responsables.

Dios ha venido tratando en nosotros, el Movimiento Misionero Mundial, para este tiempo, a fin de que el Evangelio que predicamos llegue a todo el mundo. Hay que mantener nuestros pies en el camino de la luz, viviendo honestamente cada aspecto de la vida. Recuerde que la credibilidad comienza en el corazón para poder relacionarnos con Dios. La gente no nos pide que seamos perfectos, pero sí honestos, y al hacerlo contaremos con el apoyo de Dios y del pueblo. Nuestra fe tiene que hacerse visible en todo lo que hacemos. Nuestras vidas deben ser un reflejo de lo que Dios y su obra transformadora han hecho en cada uno de nosotros. Tenemos la gran responsabilidad de poder lograr con nuestro actuar, con nuestro estilo de vida, que quienes nos rodean crean en el mensaje del Evangelio de Jesucristo. Seamos un testimonio ante el mundo para que puedan creer, por lo que han visto en nosotros, en la obra del poder que profesamos. No seamos de los que sirven de estorbo para que otros no crean. Más bien, seamos de los que atraen a otros al camino del Señor. Para ser efectivos en el ministerio después del llamado se requiere de una lista de valores bíblicos como guía y asentar una base sólida de servicio.

Será una guía confiable y segura, la brújula a través del tiempo, como lo es y ha sido la Palabra de Dios. Las costumbres cambian, la Palabra de Dios, sus principios y valores no han cambiado ni cambiarán. Que Dios nos ayude este año para poder inspirar credibilidad en los que nos rodean y observan. Este año es un verdadero llamado para toda la familia del Movimiento Misionero Mundial. Necesitamos hombres y mujeres con valores y principios, comprometidos e involucrados apoyando la Obra de Dios en medio de la incredulidad que el mundo vive. Seamos los instrumentos que aportan la luz de esperanza para que otros puedan creer en Dios y en su Evangelio. Cumplamos, pues, tan grande responsabilidad y dejemos en alto el nombre del Señor y de su Evangelio y de su Obra. Que este año sea lleno de victorias.

Fuente: Impacto evangelístico